VI.I: Cambios poiliticos y
Socioeconomicos: El Surgimiento del Capitalismo.
El capitalismo es un modelo
económico que deriva del usufructo de la propiedad privada, la explotación del
trabajo asalariado y elcapital, como herramienta de
producción, y que se encuentra mayormente determinado por relaciones económicas
relacionadas con las actividades de inversión y obtención de beneficios.
En el capitalismo,
los individuos, y/o empresas usualmente
representadas por los mismos, llevan a cabo la producción de bienes y servicios
en forma privada e independiente, dependiendo así de un mercado de consumo para la obtención de
recursos. El intercambio de los
mismos se realiza libremente a través del
comercio, y por tanto la división
del trabajo se desarrolla en forma
mercantil y los agentes económicos dependen de la búsqueda de beneficio.
La distribución se organiza, y las
unidades deproducción se fusionan o
separan, de acuerdo a una evaluación constante de la eficiencia mediante un
sistema de precios para losbienes y servicios. A su vez, los precios
se forman mayoritariamente en un mercado libre que depende de la
interacción entre unaoferta y una demanda dadas por las
elecciones de productores y consumidores.
El origen etimológico
de la palabra capitalismo proviene de la idea
de capital y su uso para la
propiedad privada de los medios
de producción, sin embargo, se
relaciona mayormente al capitalismo como concepto con el intercambio dentro de
una economía
de mercado que es su condición
necesaria, y a la propiedad
privada absoluta o burguesa que es su corolario
previo.
Se denomina sociedad capitalista a toda aquella
sociedad política y jurídica originada basada en una organización racional del
trabajo, el dinero y la utilidad de los recursos de producción, caracteres
propios de aquel sistema económico.
En el orden
capitalista, la sociedad está formada por clases socieconómicas en vez de estamentos como son propios del feudalismo y otros órdenes pre-modernos. Se distingue de éste
y otras formas sociales por la posibilidad de movilidad social de los individuos,
por una estratificación
social de tipo económica, y por una distribución de la renta que depende casi
enteramente de la funcionalidad de las diferentes posiciones sociales
adquiridas en la estructura de producción. El nombre de sociedad capitalista se
adopta usualmente debido al hecho de que el capital como relación de producción se convierte dentro
de ésta en un elemento económicamente predominante.
La discrepancia sobre
las razones de este predominio divide a las ideologías políticas modernas: el enfoque liberal smithiano se centra en la utilidad que el capital como
relación social provee para la producción en una sociedad comercial con una amplia división
del trabajo,
entendida como causa y consecuencia de la mejora de la oferta de consumo y los mayores ingresos
por vía del salario respecto del trabajo autónomo, mientras que el
enfoque socialista marxista considera que el
capital como relación social es precedido (y luego retroalimentado) por una
institucionalizada imposibilidad social de sobrevivir sin relacionarse con los
propietarios de un mayor capital físico mediante el intercambio de trabajo
asalariado.
La clase social conformada por los creadores
y/o propietarios que proveen de capital a la organización económica a cambio de
uninterés se la describe como
"capitalista", a diferencia
de las funciones empresariales cuyo éxito se traduce
en forma deganancia y de las gerenciales ejecutadas a cambio
de un salario.
Vulgarmente se
describe desde el siglo XVIII como "burguesía" tanto a este conjunto
social como al de los empleadores de trabajo de una moderna sociedad
industrial,
pero laburguesía se origina en las
ciudades de la sociedad rural medieval y está constituida
por propietarios auto-empleados cuya naturaleza da
origen al capitalismo moderno.
Existen diferentes
apreciaciones sobre la naturaleza del capitalismo según
la perspectiva social e ideológica desde la cual se lo analice.
La historia del capitalismo ha sido objeto de
grandes debates sociológicos, económicos e históricos desde el siglo XIX. Elcomercio existe desde que
surgió la civilización, pero el capitalismo
como sistema económico no apareció hasta el siglo XVI enInglaterra, en sustitución del feudalismo. Según Adam Smith, los seres humanos siempre han tenido
una fuerte tendencia a "realizar
trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras". De esta
forma al capitalismo, al igual que al sistema
de precios y la economía
de mercado,
se le atribuye un origen
espontáneo o natural dentro de
la edad moderna.
Este impulso natural
hacia el comercio y el intercambio fue acentuado y fomentado por las Cruzadas
que se organizaron en Europa occidental desde el siglo XI hasta el siglo XIII.
Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas
tendencias y fomentaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de ingentes
cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras.
El orden económico
resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo
comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes y no en
producirlos. La importancia de la producción no se hizo patente
hasta la Revolución
industrial que tuvo lugar en el
siglo XIX.
Sin embargo, ya antes
del inicio de la industrialización había aparecido una de las figuras más
características del capitalismo, elempresario, que es, según Schumpeter, el individuo que asume riesgos
económicos no personales. Un elemento clave del capitalismo es la iniciación de
una actividad con el fin de obtener beneficios en el futuro; puesto
que éste es desconocido, tanto la posibilidad de obtener ganancias como el
riesgo de incurrir en pérdidas son dos resultados posibles, por lo que el papel
del empresario consiste en asumir el riesgo de tener pérdidas o ganancias.
El camino hacia el
capitalismo a partir del siglo XIII fue allanado gracias a la filosofía del Renacimiento y de la Reforma
Protestante.
Estos movimientos cambiaron de forma drástica la sociedad, facilitando la
aparición de los modernos Estados nacionales (y posteriormente el Estado de Derecho como sistema
político y el liberalismo
clásico como ideología) que proporcionaron
las condiciones necesarias para el crecimiento y desarrollo del capitalismo en
las naciones europeas.
Este crecimiento fue
posible gracias a la acumulación del excedente
económico que generaba el empresario privado y a la reinversión de este
excedente para generar mayor crecimiento
económico,
lo cual generó industrialización en las regiones del
norte.
El surgimiento de la
Economía Política como disciplina coincide y es prefigurada por la
consolidación de los estados nacionales. Este trabajo se propone dos objetivos:
por un lado, analizar las teorizaciones sobre los orígenes de los Estados
Modernos y por el otro, encontrar los vínculos con el nacimiento de la Economía
Política en el período de la transición del feudalismo al capitalismo de la
Europa Occidental, rastreando en los aspectos fundamentales de los textos
canónicos de ambas disciplinas.
Este recorrido es
importante porque si bien los estados nacionales, entre los siglos XVI y XVII,
fundaban su actividad económica y política en los principios mercantilistas que
asociaban la riqueza con la posesión de metales y por tanto, con la actividad
colonial y el comercio monopólico ,al establecer las bases de la Economía
Política, Adam Smith va a dar forma literaria a un proyecto de sociedad, o más
bien a una forma de socialización que aún no tenía nada de natural y que no era
la consecuencia obligada del desarrollo del Nómadas. Revista Crítica de
Ciencias Sociales y Jurídicas.
Capitalismo
Una sociedad de
mercados libres no era la consecuencia evidente de la consagración del trabajo
humano como fuente del valor, como el fundamento último de la riqueza. Para la
antropología económica, especialmente para Karl Polanyi, las sociedades tradicionales
o precapitalistas desconocían la distinción entre “lo político” y “lo
económico”.Para que tal distinción fuera posible, esto, es, pudiera haber
nacido, fue necesario primero que la economía pudiera ser vista como un sistema
separado de lo social, con leyes propias.
Como decía Polanyi,
Adam Smith esbozó un proyecto social que en ese momento no tenía nada de real.
La creación de un mercado de tierra, de dinero y de mano de obra no fue un resultado
del despliegue espontáneo del capital sino algo instrumentado desde el Estado,
como institución omnipresente. La Riqueza de las Naciones no negaba el papel del
Estado pero estableció las bases para que en el siglo XIX se hable con Hegel y
Ricardo de una sociedad no sujeta a las leyes del Estado y que, mas bien,
somete a éste a sus propias leyes.
En este trabajo
pretendemos abordar la forma en que se constituye la Economía Política como una
ciencia que debe enunciar las leyes naturales de este orden económico
autorregulador. El surgimiento de los Estados Nacionales La conformación de los
Estados Nacionales tuvo su origen durante la transición del feudalismo al
capitalismo. No puede ser explicada sino dando cuenta de la multiplicidad de
factores que intervinieron y que se retroalimentaron en un proceso que llevó
varios siglos. Los cambios políticos, económicos, sociales y culturales por sí
mismos no pueden dar cuenta completamente del proceso de consolidación de los
estados nacionales, que comenzaron constituyéndose en la Europa occidental
entre los siglos XVI a XVIII.
No obstante, las transformaciones
en el plano del poder fueron fundamentales: el pasaje del poder político feudal
disperso y relativamente limitado por la Iglesia y los señores feudales locales
a un poder centralizado en la figura del monarca.
La concentración del
poder de los reyes por encima de la Iglesia, así como la pérdida de poder de
los señores feudales locales a raíz de la desaparición gradual de la
servidumbre, permitió el surgimiento en el siglo XVII de los denominados
Estados absolutistas. La coerción pasó del ámbito del señorío feudal al plano
“nacional”, creándose un aparato reforzado de poder para controlar y reprimir a
las masas campesinas.
La nobleza mantenía
su dominio mientras “toleraba” o se adaptaba al surgimiento de un nuevo
antagonista, las burguesías comerciales de las ciudades medievales. Como bien
señala Perry Anderson, retomando el debate entre Maurice Dobb y Paul Sweezy, en
el feudalismo el desarrollo de las ciudades fue una característica tan central como
la disolución del señorío, descartando que se trate de un factor externo a la
descomposición de la economía agraria.
Estudios sobre el
desarrollo del capitalismo coloca en la segunda mitad del siglo XVI en Inglaterra
la fase inicial del desarrollo capitalista, a partir del nacimiento del sistema
de trabajo domiciliario de los artesanos a pedido de los capitalistas, o putting-out system. Desde allí en adelante Dobb analiza las
grandes transformaciones políticas derivadas de la Revolución Inglesa del siglo
XVII y de la Revolución Industrial como dos momentos claves en la evolución del
capitalismo.
Dobb subrayaba la
dimensión “nacional” de la acción del Estado como un rasgo de fundamental
importancia para el análisis histórico del capitalismo: “Precisamente, este
cambio de poder político y, por lo tanto, de la dirección en que su
influenciase ejercita, en un nivel nacional, es lo que confiere a
Momentos como la
revolución inglesa del siglo XVII, la de 1789 en Francia o la de 1917 en Rusia,
su especial significado”. Seguidamente, en relación a la naturaleza de la
intervención del Estado Dobb señala lo siguiente: “Las razones que, en
cualquier época, predisponen al Estado a intervenir en la producción, pueden
ser varias y complejas, como también las formas y objetos posibles de esta
intervención.
Una situación que
lleve a un tipo de intervención puede no llevar a otro. Pero cuando, en el
pasado, sobrevino la intervención del Estado como política deliberada y
permanente, adaptada a las circunstancias normales de tiempos de paz, al
parecer los dos principales objetivos que la provocaron fueron: imponer un
monopolio a favor de un grupo de capitalistas o reforzar las ataduras de
disciplina del trabajo, y cabe esperar que, en una sociedad capitalista, los
esfuerzos del Estado por controlar salarios y restringir la libertad de
movimientos del obrero serán mayores si está agotada la reserva de trabajo que
cuando ella es abundante.
Estas ideas guardan
estrecha relación con el proceso de creación del proletariado, que analizaremos
cuando abordemos la obra de Polanyi. Entre las principales tesis de Dobb se
encuentra aquella que sostiene que la desintegración del modo de producción
feudal estaba muy avanzada antes de que se desarrollara el modo de producción
capitalista, período en el cual la burguesía se había convertido en
“copartícipe” antes que en antagonista de la nobleza.
Cuando se ocupa del
proceso de acumulación originaria de capital como el período previo al
desarrollo del capitalismo en gran escala, Dobb realiza importantes
consideraciones. A la mencionada acumulación originaria habría que entenderla
como una acumulación de derechos de propiedad sobre los patrimonios más que
como una acumulación de medios de producción. Se trataba de la gradual
concentración de la propiedad a partir de facilidad con que la burguesía
conseguía apropiarse de las tierras envueltas en deudas e hipotecas de los
terratenientes.
Pero para que estos
objetos originarios de acumulación se convirtieran en maquinaria algodonera,
edificios fabriles, fundiciones de hierro, materias primas y fuerza de trabajo
era necesario un incentivo positivo para invertir en la industria: “Para ello,
los requisitos Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas esénciales
eran: abundantes reserva de mano de obra y fácil acceso a las materias primas,
sí como facilidades para la producción de herramientas y maquinas.”
Y ello se consiguió
gracias al endeudamiento del Estado (empréstitos, órdenes de armamentos, etc.),
que permitió el enriquecimiento de la burguesía y paralelamente, subraya el
autor, la desposesión de los pequeños propietarios, “de un número de personas
varias veces mayor del que se enriquecía”, lo que generó el surgimiento de una
clase dispuesta a trabajar a cambio de un salario.
Para este historiador
fue la excepcional rentabilidad del comercio monopólico colonial o lo que es lo
mismo, el éxito de las aventuras comerciales ultramarinas lo que habría hecho
distraer a la alta burguesía de la inversión en la industria hasta el final de
la dinastía Tudor. La mediana burguesía habría encabezado la inversión en el
mercado interno, planteado en principio como lucha contra los monopolios y
reglamentos que beneficiaban a la gran burguesía, argumento central de la obra
de Smith y del posterior liberalismo de cuño manchesteriano.
Sin embargo, el
tamaño de este mercado interno no tuvo gran relevancia hasta mediados del siglo
XVIII, cuando la expansión del mercado de exportaciones, sobre todo de la
industria textil, se convirtió en el principal aliciente para la acumulación.
Las manufacturas abastecieron a la exportación o a las clases altas, cuyo
“consumo improductivo”, advertía Robert Malthus, era fundamental para evitar
las crisis periódicas de subconsumo.
Además, como agrega
Dobb: “Lo mismo sucedió con las principales industrias que prosperaron en
Francia en el siglo XVII bajo el régimen de Colbert: tapices, vidriería, seda,
alfombras, porcelana, dependían principalmente de la demanda de bienes de lujo
de los círculos de la Corte. Hasta que no se desarrolló la maquinaria y la
propia inversión no progresó en escala apreciable, las industrias metalúrgicas
tuvieron poco campo, fuera de los encargos del gobierno con fines de guerra”
Este es el contexto
de la Inglaterra que vio nacer a la Economía Política, y también el de Francia,
lo que observaban sus principales exponentes: Petty, Quesnay, Smith, Malthus,
Say, y Ricardo. Según Dobb todavía habría que esperar los avances de la era
mecánica y el auge de las maquinarias para que la rentabilidad de los
capitalistas dejara de estar garantizada por los privilegios otorgados por el
Estado.
A su criterio, esta
cuestión es fundamental para entender la transición del feudalismo al
capitalismo. El gasto público fue un “factor coadyuvante”, importante pero no
el fundamental para el desarrollo industrial y la evolución posterior del
capitalismo. El rasgo verdaderamente central fue el proceso endógeno descripto
“Lo mismo se aplicaba a la organización de la
mano de obra. Bajo el sistema gremial, como en todos los sistemas económicos de
la historia anterior, las motivaciones y las circunstancias de las actividades
productivas estaban incorporadas en la organización general de la sociedad.”
Según el antropólogo
húngaro, incluso en la época mercantilista se buscaba resguardar a la sociedad
de los efectos desestabilizadores del mercado: “El mercantilismo, con todas
tendencia hacia la comercialización, jamás atacó las salvaguardias que
protegían a estos dos elementos básicos de la producción la mano de obra y la
tierra para que no se volvieran objeto de comercio. En Inglaterra, la
“nacionalización” de la legislación laboral a través de los Estatutos de
artífices (1563) y de la Ley de pobres (1601), sacaba a los trabajadores de la
zona de peligro, y la política anticercamientos de los Tudor y los primeros
Estuardos era una protesta consistente contra el principio del uso lucrativo de
la actividad inmobiliaria.”
La oposición a la
posibilidad de comercialización de la mano de obra y de la tierra, condición
necesaria para la economía de mercado, era común tanto a Francia como a
Inglaterra. En la primera los gremios y los privilegios feudales se abolieron
en 1790 mientras que en Inglaterra los Estatutos de artífices en 1814 y las
leyes de pobres en 1831, sin mencionar que las leyes de granos, tan
cuestionadas por Ricardo durante las décadas de 1800 y1810, recién se abolieron
en 1846. Así describe Polanyi la situación: “Al mercantilita le interesa el
desarrollo de los recursos del país, incluido el pleno empleo, a través del
comercio interior y exterior; daba por sentada la organización tradicional de
la tierra y la mano de obra.
En este sentido,
estaba tan alejado de los conceptos modernos como del campo de la política,
donde su creencia en los poderes absolutos de un déspota ilustrado no disminuía
por ningún sentimiento democrático.” Y luego: “El punto crucial es este: la
mano de obra, la tierra y el dinero son elementos esenciales de la industria:
también deben organizarse en mercados; en efecto, estos mercados forman una
parte absolutamente vital del sistema económico.
Pero es obvio que la
mano de obra, la tierra y el dinero no son mercancías; en el caso de de estos
elementos, es enfáticamente falso que todo lo que se compra y se vende debe
haber sido producido para su venta. Es falso suponer que la mano de obra, la
tierra y el dinero sean mercancías, pero a partir de o con la ayuda de esta
ficción se organizaran como los respectivos mercados, y lo mas importante, como
el principio organizador de la sociedad., una “sociedad humana que se había
convertido en accesorio del sistema económico”
Fiel a su
sustancialismo antropológico, para Polanyi el mercado es “un molino satánico”
que no puede sino afectar la sustancia humana y natural. Se suele adoptar como
supuesto implícito de la aparición del proletariado el crecimiento de la
población, como un hecho independiente y autónomo a la acumulación de capital.
Esto puede decirse del siglo XIX, pero no de los tres siglos anteriores, cuando
la industria capitalista todavía estaba surgiendo.
En Inglaterra, las
causas de la aparición del proletariado son bien conocidas: los cercamientos de
tierras para la cría de ovejas y la disolución de los Nómadas. Revista Crítica
de Ciencias Sociales y Jurídicasmonasterios expulsaron a los campesinos a las
ciudades y tuvieron un efecto considerable sobre la demanda de trabajadores,
pero recién a mediados del siglo XVII la expansión se acelera de manera
intensa.
Al respecto, Dobb
realiza la siguiente advertencia: “Sería un error, sin embargo, suponer que en
los siglos XVI o XVII el proletariado constituyo una parte importante de la
población. Su número siguió siendo pequeño y su movilidad estuvo limitada,
tanto por restricciones legales que tendían a proteger a los señoríos y las
explotaciones de los campesinos independientes mas acomodados contra la pérdida
de su reserva de trabajadores, cuanto por el hecho de que, en buena parte,
prestaban el trabajo asalariado quienes seguían unidos a la tierra, aún cuando
fuera de un modo débil y precario.
Y luego agrega:
“Parece claro, luego del estímulo inicial que la baratura y abundancia de mano
de obra proporcionaron al crecimiento de la industria en el siglo XVI, el
desarrollo de la industria capitalista estuvo considerablemente obstruido hasta
fines del siglo XVIII, a pesar de los hechos sobrevenidos en el período Tudor,
tanto por la escasez comparativa de la reserva de trabajadores como por su
falta en los lugares aptos para la concentración industrial.
Las oleadas de cercamientos
estaban produciendo un proletariado rural pero las leyes de pobres impedían la
formación de un mercado regular de mano de obra, con el consecuente incremento
de la producción que acompañaba a la miseria de las masas, lo que buscaba ser
explicado por economistas políticos como Townsend, Malthus, Ricardo, etc.
Las leyes de pobres
no condicionaron la obra de Smith, dada la abundancia de mano de obra de
finales del siglo XVIII, situación que va a cambiar entre las décadas de 1810 y
1830, donde se advierte un aumento de las tasas de mortalidad producto de las
miseria y de las nuevas condiciones en las ciudades fabriles de ese período.
La obra de Townsend,
diez años después de la de Smith, sí fue condicionada por el “descubrimiento de
la pobreza”. Según Polanyi: “El espectro de la sobrepoblación empezó a preocupar al pueblo. William Townsend previno en Dissertation on the
Poor Laws:
“Aparte de la especulación, es un hecho que en Inglaterra tenemos mas habitantes
de los que podemos alimentar, y muchos mas de los que podemos emplear con
provecho bajo el sistema legal actual” (Polanyi, 1992: 101). Esto marcaría el
final de una época abierta con los inventores del Estado, esto es, Moro,
Maquiavelo, Lutero y Calvino, de las que Smith sería su punto cúlmine y el
principio de otra donde Hegel y Ricardo descubrirán en el siglo XIX una sociedad
que no estaría “sujeta a las leyes del Estado sino que por el contrario, sometía
al Estado a sus propias leyes.
En Inglaterra, las
leyes de pobres impidieron la creación de un real mercado de mano de obra en un
lugar donde la tierra y el dinero ya era objeto de compraventa desde hacía
tiempo. Nadie trabajaría por un salario si podía vivir sin trabajar con el
subsidio estatal. Esta situación se mantuvo hasta la derogación de estas leyes
en 1834, cuando el capitalismo ya había comenzado a consolidarse como el nuevo
modo de producción dominante.
Así describe Polanyi la
situación: “Apenas en 1834 se estableció en Inglaterra un mercado competitivo
de mano de obra; por lo tanto, no se puede afirmar que antes de esa fecha
existiera el capitalismo industrial como un sistema social. Sin embargo, casi
de inmediato se estableció la autoprotección de la sociedad: Nómadas. Revista
Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas leyes fabriles y legislación social, y
un movimiento político e industrial de la clase trabajadora”
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