viernes, 25 de octubre de 2013

VI.I: Cambios poiliticos y Socioeconomicos: El Surgimiento del Capitalismo.

VI.I: Cambios poiliticos y Socioeconomicos: El Surgimiento del Capitalismo.

El capitalismo es un modelo económico que deriva del usufructo de la propiedad privada, la explotación del trabajo asalariado y elcapital, como herramienta de producción, y que se encuentra mayormente determinado por relaciones económicas relacionadas con las actividades de inversión y obtención de beneficios.
En el capitalismo, los individuos, y/o empresas usualmente representadas por los mismos, llevan a cabo la producción de bienes y servicios en forma privada e independiente, dependiendo así de un mercado de consumo para la obtención de recursos. El intercambio de los mismos se realiza libremente a través del comercio, y por tanto la división del trabajo se desarrolla en forma mercantil y los agentes económicos dependen de la búsqueda de beneficio. 
La distribución se organiza, y las unidades deproducción se fusionan o separan, de acuerdo a una evaluación constante de la eficiencia mediante un sistema de precios para losbienes y servicios. A su vez, los precios se forman mayoritariamente en un mercado libre que depende de la interacción entre unaoferta y una demanda dadas por las elecciones de productores y consumidores.
El origen etimológico de la palabra capitalismo proviene de la idea de capital y su uso para la propiedad privada de los medios de producción, sin embargo, se relaciona mayormente al capitalismo como concepto con el intercambio dentro de una economía de mercado que es su condición necesaria, y a la propiedad privada absoluta o burguesa que es su corolario previo.
Se denomina sociedad capitalista a toda aquella sociedad política y jurídica originada basada en una organización racional del trabajo, el dinero y la utilidad de los recursos de producción, caracteres propios de aquel sistema económico. 
En el orden capitalista, la sociedad está formada por clases socieconómicas en vez de estamentos como son propios del feudalismo y otros órdenes pre-modernos. Se distingue de éste y otras formas sociales por la posibilidad de movilidad social de los individuos, por una estratificación social de tipo económica, y por una distribución de la renta que depende casi enteramente de la funcionalidad de las diferentes posiciones sociales adquiridas en la estructura de producción. El nombre de sociedad capitalista se adopta usualmente debido al hecho de que el capital como relación de producción se convierte dentro de ésta en un elemento económicamente predominante. 
La discrepancia sobre las razones de este predominio divide a las ideologías políticas modernas: el enfoque liberal smithiano se centra en la utilidad que el capital como relación social provee para la producción en una sociedad comercial con una amplia división del trabajo, entendida como causa y consecuencia de la mejora de la oferta de consumo y los mayores ingresos por vía del salario respecto del trabajo autónomo, mientras que el enfoque socialista marxista considera que el capital como relación social es precedido (y luego retroalimentado) por una institucionalizada imposibilidad social de sobrevivir sin relacionarse con los propietarios de un mayor capital físico mediante el intercambio de trabajo asalariado.
La clase social conformada por los creadores y/o propietarios que proveen de capital a la organización económica a cambio de uninterés se la describe como "capitalista", a diferencia de las funciones empresariales cuyo éxito se traduce en forma deganancia y de las gerenciales ejecutadas a cambio de un salario. 
Vulgarmente se describe desde el siglo XVIII como "burguesía" tanto a este conjunto social como al de los empleadores de trabajo de una moderna sociedad industrial, pero laburguesía se origina en las ciudades de la sociedad rural medieval y está constituida por propietarios auto-empleados cuya naturaleza da origen al capitalismo moderno.
Existen diferentes apreciaciones sobre la naturaleza del capitalismo según la perspectiva social e ideológica desde la cual se lo analice.
La historia del capitalismo ha sido objeto de grandes debates sociológicos, económicos e históricos desde el siglo XIX. Elcomercio existe desde que surgió la civilización, pero el capitalismo como sistema económico no apareció hasta el siglo XVI enInglaterra, en sustitución del feudalismo. Según Adam Smith, los seres humanos siempre han tenido una fuerte tendencia a "realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras". De esta forma al capitalismo, al igual que al sistema de precios y la economía de mercado, se le atribuye un origen espontáneo o natural dentro de la edad moderna.

Este impulso natural hacia el comercio y el intercambio fue acentuado y fomentado por las Cruzadas que se organizaron en Europa occidental desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas tendencias y fomentaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de ingentes cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras.

El orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo lugar en el siglo XIX.

Sin embargo, ya antes del inicio de la industrialización había aparecido una de las figuras más características del capitalismo, elempresario, que es, según Schumpeter, el individuo que asume riesgos económicos no personales. Un elemento clave del capitalismo es la iniciación de una actividad con el fin de obtener beneficios en el futuro; puesto que éste es desconocido, tanto la posibilidad de obtener ganancias como el riesgo de incurrir en pérdidas son dos resultados posibles, por lo que el papel del empresario consiste en asumir el riesgo de tener pérdidas o ganancias.

El camino hacia el capitalismo a partir del siglo XIII fue allanado gracias a la filosofía del Renacimiento y de la Reforma Protestante. Estos movimientos cambiaron de forma drástica la sociedad, facilitando la aparición de los modernos Estados nacionales (y posteriormente el Estado de Derecho como sistema político y el liberalismo clásico como ideología) que proporcionaron las condiciones necesarias para el crecimiento y desarrollo del capitalismo en las naciones europeas.

Este crecimiento fue posible gracias a la acumulación del excedente económico que generaba el empresario privado y a la reinversión de este excedente para generar mayor crecimiento económico, lo cual generó industrialización en las regiones del norte.
El surgimiento de la Economía Política como disciplina coincide y es prefigurada por la consolidación de los estados nacionales. Este trabajo se propone dos objetivos: por un lado, analizar las teorizaciones sobre los orígenes de los Estados Modernos y por el otro, encontrar los vínculos con el nacimiento de la Economía Política en el período de la transición del feudalismo al capitalismo de la Europa Occidental, rastreando en los aspectos fundamentales de los textos canónicos de ambas disciplinas.  
Este recorrido es importante porque si bien los estados nacionales, entre los siglos XVI y XVII, fundaban su actividad económica y política en los principios mercantilistas que asociaban la riqueza con la posesión de metales y por tanto, con la actividad colonial y el comercio monopólico ,al establecer las bases de la Economía Política, Adam Smith va a dar forma literaria a un proyecto de sociedad, o más bien a una forma de socialización que aún no tenía nada de natural y que no era la consecuencia obligada del desarrollo del Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas.
Capitalismo
Una sociedad de mercados libres no era la consecuencia evidente de la consagración del trabajo humano como fuente del valor, como el fundamento último de la riqueza. Para la antropología económica, especialmente para Karl Polanyi, las sociedades tradicionales o precapitalistas desconocían la distinción entre “lo político” y “lo económico”.Para que tal distinción fuera posible, esto, es, pudiera haber nacido, fue necesario primero que la economía pudiera ser vista como un sistema separado de lo social, con leyes propias.
Como decía Polanyi, Adam Smith esbozó un proyecto social que en ese momento no tenía nada de real. La creación de un mercado de tierra, de dinero y de mano de obra no fue un resultado del despliegue espontáneo del capital sino algo instrumentado desde el Estado, como institución omnipresente. La Riqueza de las Naciones no negaba el papel del Estado pero estableció las bases para que en el siglo XIX se hable con Hegel y Ricardo de una sociedad no sujeta a las leyes del Estado y que, mas bien, somete a éste a sus propias leyes.
En este trabajo pretendemos abordar la forma en que se constituye la Economía Política como una ciencia que debe enunciar las leyes naturales de este orden económico autorregulador. El surgimiento de los Estados Nacionales La conformación de los Estados Nacionales tuvo su origen durante la transición del feudalismo al capitalismo. No puede ser explicada sino dando cuenta de la multiplicidad de factores que intervinieron y que se retroalimentaron en un proceso que llevó varios siglos. Los cambios políticos, económicos, sociales y culturales por sí mismos no pueden dar cuenta completamente del proceso de consolidación de los estados nacionales, que comenzaron constituyéndose en la Europa occidental entre los siglos XVI a XVIII.
No obstante, las transformaciones en el plano del poder fueron fundamentales: el pasaje del poder político feudal disperso y relativamente limitado por la Iglesia y los señores feudales locales a un poder centralizado en la figura del monarca.
La concentración del poder de los reyes por encima de la Iglesia, así como la pérdida de poder de los señores feudales locales a raíz de la desaparición gradual de la servidumbre, permitió el surgimiento en el siglo XVII de los denominados Estados absolutistas. La coerción pasó del ámbito del señorío feudal al plano “nacional”, creándose un aparato reforzado de poder para controlar y reprimir a las masas campesinas.
La nobleza mantenía su dominio mientras “toleraba” o se adaptaba al surgimiento de un nuevo antagonista, las burguesías comerciales de las ciudades medievales. Como bien señala Perry Anderson, retomando el debate entre Maurice Dobb y Paul Sweezy, en el feudalismo el desarrollo de las ciudades fue una característica tan central como la disolución del señorío, descartando que se trate de un factor externo a la descomposición de la economía agraria.
Estudios sobre el desarrollo del capitalismo coloca en la segunda mitad del siglo XVI en Inglaterra la fase inicial del desarrollo capitalista, a partir del nacimiento del sistema de trabajo domiciliario de los artesanos a pedido de los capitalistas, o putting-out system. Desde allí en adelante Dobb analiza las grandes transformaciones políticas derivadas de la Revolución Inglesa del siglo XVII y de la Revolución Industrial como dos momentos claves en la evolución del capitalismo.
Dobb subrayaba la dimensión “nacional” de la acción del Estado como un rasgo de fundamental importancia para el análisis histórico del capitalismo: “Precisamente, este cambio de poder político y, por lo tanto, de la dirección en que su influenciase ejercita, en un nivel nacional, es lo que confiere a
Momentos como la revolución inglesa del siglo XVII, la de 1789 en Francia o la de 1917 en Rusia, su especial significado”. Seguidamente, en relación a la naturaleza de la intervención del Estado Dobb señala lo siguiente: “Las razones que, en cualquier época, predisponen al Estado a intervenir en la producción, pueden ser varias y complejas, como también las formas y objetos posibles de esta intervención.
Una situación que lleve a un tipo de intervención puede no llevar a otro. Pero cuando, en el pasado, sobrevino la intervención del Estado como política deliberada y permanente, adaptada a las circunstancias normales de tiempos de paz, al parecer los dos principales objetivos que la provocaron fueron: imponer un monopolio a favor de un grupo de capitalistas o reforzar las ataduras de disciplina del trabajo, y cabe esperar que, en una sociedad capitalista, los esfuerzos del Estado por controlar salarios y restringir la libertad de movimientos del obrero serán mayores si está agotada la reserva de trabajo que cuando ella es abundante.
Estas ideas guardan estrecha relación con el proceso de creación del proletariado, que analizaremos cuando abordemos la obra de Polanyi. Entre las principales tesis de Dobb se encuentra aquella que sostiene que la desintegración del modo de producción feudal estaba muy avanzada antes de que se desarrollara el modo de producción capitalista, período en el cual la burguesía se había convertido en “copartícipe” antes que en antagonista de la nobleza.
Cuando se ocupa del proceso de acumulación originaria de capital como el período previo al desarrollo del capitalismo en gran escala, Dobb realiza importantes consideraciones. A la mencionada acumulación originaria habría que entenderla como una acumulación de derechos de propiedad sobre los patrimonios más que como una acumulación de medios de producción. Se trataba de la gradual concentración de la propiedad a partir de facilidad con que la burguesía conseguía apropiarse de las tierras envueltas en deudas e hipotecas de los terratenientes.
Pero para que estos objetos originarios de acumulación se convirtieran en maquinaria algodonera, edificios fabriles, fundiciones de hierro, materias primas y fuerza de trabajo era necesario un incentivo positivo para invertir en la industria: “Para ello, los requisitos Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas esénciales eran: abundantes reserva de mano de obra y fácil acceso a las materias primas, sí como facilidades para la producción de herramientas y maquinas.”
Y ello se consiguió gracias al endeudamiento del Estado (empréstitos, órdenes de armamentos, etc.), que permitió el enriquecimiento de la burguesía y paralelamente, subraya el autor, la desposesión de los pequeños propietarios, “de un número de personas varias veces mayor del que se enriquecía”, lo que generó el surgimiento de una clase dispuesta a trabajar a cambio de un salario.
Para este historiador fue la excepcional rentabilidad del comercio monopólico colonial o lo que es lo mismo, el éxito de las aventuras comerciales ultramarinas lo que habría hecho distraer a la alta burguesía de la inversión en la industria hasta el final de la dinastía Tudor. La mediana burguesía habría encabezado la inversión en el mercado interno, planteado en principio como lucha contra los monopolios y reglamentos que beneficiaban a la gran burguesía, argumento central de la obra de Smith y del posterior liberalismo de cuño manchesteriano.
Sin embargo, el tamaño de este mercado interno no tuvo gran relevancia hasta mediados del siglo XVIII, cuando la expansión del mercado de exportaciones, sobre todo de la industria textil, se convirtió en el principal aliciente para la acumulación. Las manufacturas abastecieron a la exportación o a las clases altas, cuyo “consumo improductivo”, advertía Robert Malthus, era fundamental para evitar las crisis periódicas de subconsumo.
Además, como agrega Dobb: “Lo mismo sucedió con las principales industrias que prosperaron en Francia en el siglo XVII bajo el régimen de Colbert: tapices, vidriería, seda, alfombras, porcelana, dependían principalmente de la demanda de bienes de lujo de los círculos de la Corte. Hasta que no se desarrolló la maquinaria y la propia inversión no progresó en escala apreciable, las industrias metalúrgicas tuvieron poco campo, fuera de los encargos del gobierno con fines de guerra”
Este es el contexto de la Inglaterra que vio nacer a la Economía Política, y también el de Francia, lo que observaban sus principales exponentes: Petty, Quesnay, Smith, Malthus, Say, y Ricardo. Según Dobb todavía habría que esperar los avances de la era mecánica y el auge de las maquinarias para que la rentabilidad de los capitalistas dejara de estar garantizada por los privilegios otorgados por el Estado.
A su criterio, esta cuestión es fundamental para entender la transición del feudalismo al capitalismo. El gasto público fue un “factor coadyuvante”, importante pero no el fundamental para el desarrollo industrial y la evolución posterior del capitalismo. El rasgo verdaderamente central fue el proceso endógeno descripto
 “Lo mismo se aplicaba a la organización de la mano de obra. Bajo el sistema gremial, como en todos los sistemas económicos de la historia anterior, las motivaciones y las circunstancias de las actividades productivas estaban incorporadas en la organización general de la sociedad.”
Según el antropólogo húngaro, incluso en la época mercantilista se buscaba resguardar a la sociedad de los efectos desestabilizadores del mercado: “El mercantilismo, con todas tendencia hacia la comercialización, jamás atacó las salvaguardias que protegían a estos dos elementos básicos de la producción la mano de obra y la tierra para que no se volvieran objeto de comercio. En Inglaterra, la “nacionalización” de la legislación laboral a través de los Estatutos de artífices (1563) y de la Ley de pobres (1601), sacaba a los trabajadores de la zona de peligro, y la política anticercamientos de los Tudor y los primeros Estuardos era una protesta consistente contra el principio del uso lucrativo de la actividad inmobiliaria.”  
La oposición a la posibilidad de comercialización de la mano de obra y de la tierra, condición necesaria para la economía de mercado, era común tanto a Francia como a Inglaterra. En la primera los gremios y los privilegios feudales se abolieron en 1790 mientras que en Inglaterra los Estatutos de artífices en 1814 y las leyes de pobres en 1831, sin mencionar que las leyes de granos, tan cuestionadas por Ricardo durante las décadas de 1800 y1810, recién se abolieron en 1846. Así describe Polanyi la situación: “Al mercantilita le interesa el desarrollo de los recursos del país, incluido el pleno empleo, a través del comercio interior y exterior; daba por sentada la organización tradicional de la tierra y la mano de obra.
En este sentido, estaba tan alejado de los conceptos modernos como del campo de la política, donde su creencia en los poderes absolutos de un déspota ilustrado no disminuía por ningún sentimiento democrático.” Y luego: “El punto crucial es este: la mano de obra, la tierra y el dinero son elementos esenciales de la industria: también deben organizarse en mercados; en efecto, estos mercados forman una parte absolutamente vital del sistema económico.
Pero es obvio que la mano de obra, la tierra y el dinero no son mercancías; en el caso de de estos elementos, es enfáticamente falso que todo lo que se compra y se vende debe haber sido producido para su venta. Es falso suponer que la mano de obra, la tierra y el dinero sean mercancías, pero a partir de o con la ayuda de esta ficción se organizaran como los respectivos mercados, y lo mas importante, como el principio organizador de la sociedad., una “sociedad humana que se había convertido en accesorio del sistema económico”
Fiel a su sustancialismo antropológico, para Polanyi el mercado es “un molino satánico” que no puede sino afectar la sustancia humana y natural. Se suele adoptar como supuesto implícito de la aparición del proletariado el crecimiento de la población, como un hecho independiente y autónomo a la acumulación de capital. Esto puede decirse del siglo XIX, pero no de los tres siglos anteriores, cuando la industria capitalista todavía estaba surgiendo.
En Inglaterra, las causas de la aparición del proletariado son bien conocidas: los cercamientos de tierras para la cría de ovejas y la disolución de los Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicasmonasterios expulsaron a los campesinos a las ciudades y tuvieron un efecto considerable sobre la demanda de trabajadores, pero recién a mediados del siglo XVII la expansión se acelera de manera intensa.
Al respecto, Dobb realiza la siguiente advertencia: “Sería un error, sin embargo, suponer que en los siglos XVI o XVII el proletariado constituyo una parte importante de la población. Su número siguió siendo pequeño y su movilidad estuvo limitada, tanto por restricciones legales que tendían a proteger a los señoríos y las explotaciones de los campesinos independientes mas acomodados contra la pérdida de su reserva de trabajadores, cuanto por el hecho de que, en buena parte, prestaban el trabajo asalariado quienes seguían unidos a la tierra, aún cuando fuera de un modo débil y precario.
Y luego agrega: “Parece claro, luego del estímulo inicial que la baratura y abundancia de mano de obra proporcionaron al crecimiento de la industria en el siglo XVI, el desarrollo de la industria capitalista estuvo considerablemente obstruido hasta fines del siglo XVIII, a pesar de los hechos sobrevenidos en el período Tudor, tanto por la escasez comparativa de la reserva de trabajadores como por su falta en los lugares aptos para la concentración industrial.
Las oleadas de cercamientos estaban produciendo un proletariado rural pero las leyes de pobres impedían la formación de un mercado regular de mano de obra, con el consecuente incremento de la producción que acompañaba a la miseria de las masas, lo que buscaba ser explicado por economistas políticos como Townsend, Malthus, Ricardo, etc.
Las leyes de pobres no condicionaron la obra de Smith, dada la abundancia de mano de obra de finales del siglo XVIII, situación que va a cambiar entre las décadas de 1810 y 1830, donde se advierte un aumento de las tasas de mortalidad producto de las miseria y de las nuevas condiciones en las ciudades fabriles de ese período.
La obra de Townsend, diez años después de la de Smith, sí fue condicionada por el “descubrimiento de la pobreza”. Según Polanyi: “El espectro de la sobrepoblación empezó a preocupar al pueblo. William Townsend previno en Dissertation on the Poor Laws: “Aparte de la especulación, es un hecho que en Inglaterra tenemos mas habitantes de los que podemos alimentar, y muchos mas de los que podemos emplear con provecho bajo el sistema legal actual” (Polanyi, 1992: 101). Esto marcaría el final de una época abierta con los inventores del Estado, esto es, Moro, Maquiavelo, Lutero y Calvino, de las que Smith sería su punto cúlmine y el principio de otra donde Hegel y Ricardo descubrirán en el siglo XIX una sociedad que no estaría “sujeta a las leyes del Estado sino que por el contrario, sometía al Estado a sus propias leyes.
En Inglaterra, las leyes de pobres impidieron la creación de un real mercado de mano de obra en un lugar donde la tierra y el dinero ya era objeto de compraventa desde hacía tiempo. Nadie trabajaría por un salario si podía vivir sin trabajar con el subsidio estatal. Esta situación se mantuvo hasta la derogación de estas leyes en 1834, cuando el capitalismo ya había comenzado a consolidarse como el nuevo modo de producción dominante.
Así describe Polanyi la situación: “Apenas en 1834 se estableció en Inglaterra un mercado competitivo de mano de obra; por lo tanto, no se puede afirmar que antes de esa fecha existiera el capitalismo industrial como un sistema social. Sin embargo, casi de inmediato se estableció la autoprotección de la sociedad: Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas leyes fabriles y legislación social, y un movimiento político e industrial de la clase trabajadora” 

No hay comentarios:

Publicar un comentario