VI.IV. Cambios del Pensamiento Religioso: La
Reforma Protestante
La Reforma Protestante fue un movimiento
religioso de la época renacentista. Como parte de este movimiento, varios
religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y
generalizado en el pensamiento, usos y costumbres de la Iglesia Católica,
especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la
cristiandad.
Mi propósito es comentar algunos aspectos
importantes del movimiento cristiano-reformista, sobretodo algunos
aspectos del pensamiento social protestante. Comenzaré identificando los
precursores del la reforma Protestante, seguido de algunos comentarios
generales del movimiento para entonces terminar con una discusión del proyecto
social reformista.
Los Precursores de la Reforma Protestante
Los intentos de reformar la Iglesia Católica
no comenzaron con Martín Lutero, quien no obstante fue uno de los portavoces
más importantes de la Reforma. La Reforma tuvo varios precursores, entre ellos
algunos movimientos religiosos acusados de ser herejías por las Iglesia
Católica. Entre estos movimientos de exhortación al cambio entre las
instituciones religiosas cristianas estaban los cataristas, los valdenses, los
lolardos y los husitas, entre otros. Tomados en conjunto estos movimientos
proponían y defendían varias cosas.
Primero, proponían cambios en la institución
de la religión, es decir, cambios en los patrones organizados y comportamientos
centrados en las necesidades espirituales de la cristiandad. Por ejemplo, eran
críticos de la organización social de la Iglesia, de la alta jerarquía
eclesiástica, y, particularmente, de la autoridad del Papa.
Segundo, planteaban una redefinición profunda
de lo sagrado y de lo profano. Por ejemplo, en los Artículos de Praga, los
husitas exigían el reconocimiento de: la comunión bajo las dos especies (los
comulgantes debían comer la hostia y beber el vino), la libertad de
predicación, la pobreza de los eclesiásticos y el castigo de los pecados
mortales sin distinciones según el rango o nacimiento del pecador.
Tercero, planteaban una redefinición de la
relación entre el individuo y la institución de la religión. Esto representa un
reto a la influencia dinamogénica de la Iglesia. Ante
su capacidad para dominar a los individuos y encausar sus aptitudes,
capacidades e interpretaciones, inclusive su lectura de la Biblia, los
“herejes” apostaban a la capacidad individual, a la capacidad de cada uno para
dirigir su vida espiritual sin la intervención de las autoridades papales y
eclesiásticas.
Cuarto, los herejes hacían un llamado a
reconsiderar la organización social de la sociedad europea medieval y
renacentista. Los herejes se identificaban con los pobres y marginados.
Algunos, como los husitas, y como indique previamente, hasta reclaman igualdad
en los castigos por lo pecados cometidos. Algunos inclusive apoyaban el ideal
de la pobreza evangélica, la que asociaban con Jesús. Otros promovían lo que
Mario R. Cancel llama un comunismo evangélico.
Por supuesto, estos “herejes” no fueron los
únicos precursores de la Reforma Protestante. También los fueron varios
intelectuales, muchos de ellos religiosos, de la era renacentista, entre ellos,
Girolamo Savoranola, Erasmo, Luis Vives, y Tomas Moro, ligados al Humanismo.
Para mas sobre ellos véase las entradas anteriores de Mario R. Cancel sobre el
Medioevo y el Renacimiento.
La Reforma Protestante: Unos comentarios iniciales
Como parte del movimiento de Reforma Protestante,
y como señalé antes, varios intelectuales, religiosos y seculares, intentaron
provocar un cambio profundo y generalizado en el pensamiento, usos y costumbres
de la Iglesia Católica, especialmente con respecto a las pretensiones papales
de dominio sobre toda la cristiandad. Debemos tomar en cuenta, sin embargo, que
muchos de sus líderes ni siquiera pretendían causar divisiones en la Iglesia, y
mucho menos establecer nuevas sectas cristianas. Pero, si lo querían o no, lo
cierto es que la Reforma Protestante resultó en la fragmentación de la
Cristiandad europea.
Es precisamente como resultado de esa
fragmentación que no podemos hablar de la Reforma Protestante como un fenómeno
homogéneo o monolítico. Más bien, se trata de un movimiento heterogéneo compuesto
por varias sectas y/o comunidades morales, entre ellas el luteranismo y
calvinismo, que aunque similares en varios aspectos, también eran muy distintas
en otros. De hecho, algunas de estas vertientes protestantes estaban en
conflicto entre sí. El pensamiento social protestante fue entonces, desde un
principio, heterogéneo, aunque estaban preocupados por algunos temas y asuntos
en común.
La Reforma protestante tampoco fue un
fenómeno pacífico. Estuvo seguido de sangrientas y crueles guerras religiosas.
Los años entre 1560 y 1715 fueron años de numerosas guerras religiosas. Para
más sobre las guerras religiosas de la época vaya a la siguiente página: Europe in the Age of Religious War, 1560-1715.
La Reforma Protestante fue además uno de
varios movimientos importantes en el mundo intelectual renacentista,
movimientos a los que los reformistas estaban ligados de formas complejas,
conflictivas y contradictorias. La Reforma Protestante surgió, para empezar, en
el contexto de la expansión del humanismo y de la especulación filosófica al
margen de los dogmas religiosos. Los reformistas adoptaron algunas ideas
humanistas pero también se opusieron al pensamiento humanista de muchas formas.
Martin Lutero
Fue también en la era renacentista que el
nacionalismo incipiente surgió como una alternativa a la erosión del orden
teocrático medieval. Algunos reformistas promovían el patriotismo y/o
nacionalismo, sobretodo una vez se vieron obligados a romper con la Iglesia
Católica y/o a formas nuevas iglesias o comunidades morales.
Mientras la Reforma seguía su curso, lo hacía
en el contexto del mercantilismo la fuerte intervención estatal en la economía
para fortalecer el mercado interno lo que se convirtió en la política
económica favorecida por los estados. Algunos protestantes, como por ejemplo,
los calvinistas apoyaban la acumulación de capital, y con ello, el capitalismo.
Al mismo tiempo, la “revolución científica” trajo consigo nuevas tecnologías y sobretodo
una nueva forma de conocimiento, el científico, que retó el conocimiento
religioso.
Por lo general, los protestantes, como fue el
caso de Lutero, rechazaban la ciencia, sobre todo cuando sus planteamientos y
hallazgos retaban la verdad revelada o las Sagradas Escrituras. En esa época
también se popularizó el realismo político y el republicanismo, así como una
visión secular del Estado. Los pensadores reformistas no pudieron hacer otra
cosa que envolverse en los debates sobre el Estado y su relación con la
Iglesia.
Otro importante movimiento de la época
renacentista fue el de los utopistas. El pensamiento utópico enriqueció el
imaginario y pensamiento social renacentista y tuvo su impacto sobre el
pensamiento reformista. Recuerden que Tomas Moro y su Utopía estaba entre los
precursores de la Reforma Protestante.
Finalmente, la Reforma Protestante provocó
respuestas en la Iglesia Católica, lo que usualmente se le conoce como la
Contrarreforma, pero que deberíamos llamar Reforma Católica. La Reforma
protestante fue en gran medida una reacción a estas fuerzas sociales, fuerzas
que determinaron su desarrollo, y que fueron, a su vez, marcadas por la Reforma
Protestante.
El movimiento reformista:
Su proyecto social
Tomados en conjunto el movimiento reformista
no era muy distinto de sus predecesores, los herejes disconformes. Como
sus predecesores los reformistas protestantes estaban preocupados con la
institución de la religión. Proponían, como los primeros, cambios en la
institución de la religión, es decir, la transformación de los patrones
organizados y comportamientos centrados en las necesidades espirituales de la
cristiandad europea. Los reformistas eran críticos de la organización y
estructura social de la Iglesia.
Eran particularmente críticos de su orden
jerárquico, y particularmente, de la autoridad del Papa. Por ejemplo, Lutero no
solo denunció la venta de indulgencias y la obtención de los perdones a cambio
de bienes. También rechazó la venta de cargos eclesiásticos. También rechazó la
primacía y autoridad romana del papado como institución divina. Calvino,
por su parte, no solo rompió con la Iglesia Católica, rechazando su autoridad
religiosa, sino que estableció un orden teocrático en Ginebra, uno con una
estructura muy distinta de la católica pero bastante autoritaria y violenta.
El movimiento protestante representó entonces
una crítica a la autoridad religiosa de la alta jerarquía católica, tanto su
autoridad legitimada sobre fundamentos racionales como su autoridad legitimada
sobre fundamentos tradicionales. Con respecto a los fundamentos racionales de
la autoridad Católica los cristianos reformistas retaban la creencia en la
legitimidad de las ordenaciones instituidas por ella y de los derechos de
mando del liderato católico a ejercer autoridad y poder sobre la cristiandad.
También retaron la autoridad basada en las
tradiciones, las creencias cotidianas en la santidad de las tradiciones
católicas inmemorables y la legitimidad de los señalados por esa tradición a
ejercer la autoridad.
Retar los fundamentos tradicionales de la
autoridad eclesiástica iba acompañado de la redefinición de lo sagrado y lo
profano. Los reformistas protestantes, como sus predecesores heréticos, también
proponían a la redefinición profunda de lo sagrado y de lo profano.Lutero es un
buen ejemplo. Su rechazo de la primacía y autoridad romana del papado era, a su
vez, un rechazo del carácter sagrado de esa autoridad. Redefinió el papado no
como algo sagrado sino como una autoridad mundana, y hasta diabólica.
Lutero, basado en el concepto de la
justificación por la fe, negaba cualquier teoría romana/ortodoxa respecto a los
méritos personales aplicables a la salvación, la mediación de los santos y la
idolatría. Rechazaba también la idea del purgatorio. Lutero, también defendía
la lectura e interpretación libre de la Biblia como modo de acceso a la verdad.
Con ello los sacramentos, sagrados para los
católicos, perdieron su función de transmisores mas importantes de la gracia
divina, su carácter sagrado. El calvinismo, por su parte, redefinió muchas de
las prácticas consideradas profanas por el Catolicismo, dándole un carácter
divino y sagrado. Por ejemplo, descartaba la usura como pecado, una creencia
católica. Redefinió además el trabajo, convirtiéndole, contrario al Catolicismo
en una señal y medio de salvación.
Los reformistas protestantes, también como
sus antecesores heréticos, repensaron la relación entre el individuo y la
institución de la religión. Las ideas de Lutero fueron, por ejemplo, fuente de
libertad de conciencia frente a la Iglesia Católica. Representó, al menos en
cuanto a la interpretación de la Biblia el triunfo del individualismo
renacentista. Otros grupos reformitas, incluyendo, el calvinismo, apoyaban
también esa libre interpretación, al menos en teoría.
Es
importante, recordar, sin embargo, que su apoyo a la libertad de conciencia se
limitaba solo a la conciencia religiosa en ámbito cristiano. No estaban
particularmente interesados en las libertades civiles de los humanos y mucho
menos en lo que hoy llamaríamos derechos humanos. Aunque defendían la libertad
religiosa los reformistas promovieron el irracionalismo y el dogmatismo.
Eran más conservadores que sus predecesores.
Tampoco se identificaban con los pobres y grupos marginados. No obstante, su defensa
de la libertad de conciencia religiosa, alteró significativamente la influencia
dinamogénica de la Iglesia, su capacidad para dominar a los individuos y
encausar sus aptitudes, capacidades e interpretaciones, sobretodo de las
Sagradas Escrituras. Retando esa influencia los reformistas protestantes
afirmaron las capacidades de los individuos para dirigir ellos mismos su vida
espiritual e interpretación de la palabra divina sin la intervención de las
autoridades religiosas. Los protestantes e aferraban a la justificación del
hombre por la fe mera y simple.
Juan Calvino
Finalmente, y como los predecesores
heréticos, los protestantes también repensaron las sociedades europeas,
sobretodo con respecto al Estado y su autoridad. Para Lutero la Iglesia era una
comunidad de servicio mutuo y amor, cuyo único líder era Cristo. Esa comunidad
moral estaba al margen de cualquier otro poder, incluido el del Papa, cuyo
reino era, según Lutero el dominio de Satán, el ámbito del Pecado Original.
No obstante, los cristianos, afirmaba Lutero,
debían obedecer a las autoridades estatales. Para él, era el deber de los
cristianos obedecerlas aunque esto implicara grandes sufrimientos. Es por ello
que Lutero nunca apoyó la rebelión de los campesinos europeos de su época.
Inspirados en las ideas de Lutero, aunque
motivados por razones económicas, los campesinos se rebelaron contra las
autoridades estatales. Estos interpretaron las enseñanzas de Lutero sobre
libertad espiritual en un sentido social y comenzaron la lucha en contra de sus
opresores. Lutero, sin embargo, rechazó su esfuerzo y apoyó la represión
aristocrática, violenta y cruel, de los rebeldes.
En un comunicado sobre el asunto condenó a
los rebeldes y reafirmó que era obligación de los cristianos obedecer a las autoridades
terrenales, aunque esto implicara grandes angustias. Calvino también condenó la
rebelión campesina.
Por un lado, y puesto que promovía la
obediencia y la conformidad, las ideas políticas de Lutero reforzaron la
tendencia política absolutista y autoritaria. Claro, también reforzaron el
nacionalismo, sobretodo el patriotismo alemán. No obstante, y a pesar de sus
apoyos a los gobiernos absolutistas y monárquicos Lutero estableció, sobretodo
en tratado De la Autoridad Humana, los límites de su autoridad frente a
la libre conciencia del cristiano. Propuso un tipo de separación de Iglesia y
Estado; la autoridad humana debía limitarse a la dimensión material de la vida
humana mientras que la autoridad eclesiástica debía limitarse a la dimensión
espiritual de esa vida humana.
Era obligación del cristiano negarse a que la
autoridad humana intentara cambiar su fe pero debía sufrir sus desmanes con
resignación y conformidad. Aunque en teoría Lutero apoyaba la separación
de iglesia y estado, en la práctica Lutero, sin embargo, apoyaba que los
príncipes organizaran iglesias reformadas, que fueran ejecutores de la voluntad
divina. Para hacerlo, en contradicción a lo que proponía Lutero en su tratado,
la autoridad secular debía forzar la conciencia de sus vasallos, intervenir en
la dimensión espiritual de la vida humana.
El Calvinismo, contrario al Luteranismo,
rechazó la separación entre la Iglesia y el Estado a favor de un orden
teocrático, totalitario y absolutista, que subordinaba el Estado a la Iglesia.
Rebelándose contra las autoridades logró el dominio sobre Ginebra y estableció
allí una teocracia fundamentada en dos códigos: Ordonnances Ecclésiastiques y Ordennances sur le régime du peuple. El orden social de
Ginebra era igualitario vis-à-vis la jerarquía feudal pero intolerante; los
castigos a los desobedientes eran desproporcionados, e incluían ejecuciones.
En
Francia, sin embargo, el calvinismo, abrazado por la nobleza y no por la
burguesía como en Alemania, defendía una posición monarcómana. La versión
gálica del calvinismo promovía la obediencia a la monarquía, excepto
cuando esta les obligara a actuar en contra de la Ley Divina.
En
algunos lugares europeos el movimiento cristiano reformista logró grandes
avances, concretando algunos aspectos de su proyecto social y espiritual.
También fracasó en otros lugares de Europa. Pero es indudable que la Reforma
Protestante, como plantea Salvador Giner, “trastornó y modificó a la gran
mayoría de las conciencias europeas.”
Antepasados de la Reforma.
Cuando
se habla de la Reforma, muchos piensan solamente en Martín Lutero, el padre de
la Reforma. Pero es importante ver que este gran padre también tenía padres.
Veamos la contribución de dos de estos antepasados. Ellos son Juan Wyclif y
Juan Huss y, como se trata a continuación, aportaron mucho en su intento de
salvar a la iglesia.
Juan
Wyclif (1328-1384), nació en Inglaterra y al llegar a la universidad de Oxford, comenzó a
hacerse famoso por su erudición y sus opiniones radicales. Una de las más
radicales tenía que ver con sus teorías sobre el señorío, Wyclif creía que
debía haber cierta separación entre el señorío de la iglesia y el del estado.
Consideraba que el estado tenía el derecho de quitarle a la iglesia sus
propiedades, cuando la iglesia no estaba desempeñando su cargo legítimo
conforme a la Biblia. También enseñaba lo siguiente.
La
única ley de la iglesia es la Biblia. Todas las decisiones de la iglesia deben
ser sometidas al juicio de la Biblia;
La
única cabeza de la iglesia es Cristo; si el papa era cristiano, podía ser de
servicio a la iglesia, pero que la cabeza verdadera es Cristo; La iglesia
consiste en sus miembros y no en sus cleros. Todos los creyentes son
sacerdotes.
Siendo
todos los miembros sacerdotes, ellos tenían el derecho de leer la Biblia en su
propio idioma e interpretarla por si mismos. Sin embargo, estas reformas no
echaron raíces muy profundas en su país. Sus seguidores fueron duramente
perseguidos y la iglesia logró callar las voces de reforma en
Inglaterra.
Juan
Huss (1373-1415), la historia de Juan Huss es parecida a la de Wyclif, pero con
un fin trágico. En el año 1403, Huss fue hecho rector de la universidad de
Praga y predicador en su capilla Belén. En la vida intelectual de Bohemia, Huss
ocupó una posición de mucha importancia. En el principio, Huss estaba conforme
con la doctrina de la iglesia, era un estilo de vida que él atacaba.
Sin
embargo, algunos de los escritos de Juan Wyclif llegaron a la universidad de
Praga y Huss, siendo rector, los leyó. Estaba muy contento al ver que había
otro líder fomentando reformas muy similares a las suyas; aunque no estaba de
acuerdo con la enseñanza de Wyclif sobre la comunión, vio con agrado la mayoría
de lo que Wyclif había escrito.
Los
enemigos de Huss, a los que el criticaba, al escuchar que se estaban
discutiendo las obras de Wyclif en la universidad, se vieron obligados a
enfrentarlo. Solicitaron al rey que prohibiera toda obra de Wyclif y que le
quitara a Huss su púlpito en Belén. El rey lo hizo, y Huss tuvo que tomar una
decisión muy difícil. Optó por la obediencia a la Biblia en vez de la
obediencia a las autoridades humanas, sean del gobierno o sean de la iglesia.
Siguió
predicando por su popularidad con la gente, el rey no quería crear más problemas y dejó que Huss
hiciera lo que quería. Y en cuanto al papa Huss decía: "Un papa indigno,
que se oponga al bienestar de la iglesia, no ha de ser obedecido."
Durante
los próximos años Huss fue excomulgado de la iglesia dos veces. Pero seguía
predicando a grandes multitudes de seguidores. Y, por la protección de su
gobierno, la Iglesia no podía hacerle más nada.
Su
historia llegó a su fin trágico cuando fue invitado al Concilio de Constanza.
Los líderes de la iglesia pidieron que Huss presentara su caso en el Concilio,
y el emperador Segismundo le ofrecía un salvoconducto que le garantizaba su seguridad personal.
Por
fin, pensaba Huss, tendría la oportunidad de defenderse.
Poco
después de llegar al Concilio, el salvoconducto se le fue quitado. Huss rehusó
retractarse hasta que el Concilio pudiera enseñarle en qué estaba equivocado.
Fue condenado a morir, y quemado en una hoguera el 6 de julio, 1415. Aunque su
voz fue callada, sus seguidores en Bohemia continuaban llevando su mensaje.
Inicios De Las Reforma.
1.
La
Reforma de Lutero se produce en un período caracterizado por el tránsito del feudalismo al capitalismo, con grandes
alteraciones sociales, resistencia de los perjudicados a
la nueva coyuntura, difíciles cambios de mentalidad, y descontento del
campesinado en una Europa desproporcionadamente rural. Si bien Lutero ayudó a
darle forma y dirección a muchas de las nuevas tendencias, gran parte de lo que
sucedió posteriormente quedó fuera de su dirección, intención y dominio.
2.
El
movimiento propugnado por Lutero debe ser entendido como un intento de
acercamiento del hombre al Creador, y al mismo tiempo como una revisión,
reinterpretación y crítica profunda de la
teología medieval de acuerdo a las exigencias de los nuevos tiempos.
3.
Lutero
no fue un pensador político sino un teólogo que quiso despolitizar a la
religión. Desde esta perspectiva hay que inscribir su obra para comprender las
implicancias atinentes al pensamiento político Su tesis de la justificación por
la fe se convierte en el principal fundamento de la teología luterana y en la
base de todo su pensamiento, incluido el social y el político.
4.
En
la historia de la teoría política, la importancia de Lutero radica no solamente
en su ataque contra la teología política, disolviendo la alianza entre pensamiento
religioso y pensamiento político, sino además en la elaboración de un
importante conjunto de ideas sobre la autoridad, la obediencia y el orden,
dando lugar a tres tipos principales de pensamiento político: luteranismo,
calvinismo y radicalismo de las sectas, especialmente la anabaptista.
5.
El
protestantismo quebró el poder de la institución eclesiástica mediante la
ruptura del dominio único y universal de la Iglesia, liberando al Estado de
toda subordinación a la jerarquía religiosa, lo cual implicó una autonomía que
no era necesariamente la idea moderna del Estado pero que indudablemente
implicó un incremento de su soberanía y autarquía. El gran debate teórico del Medioevo
por el protagonismo del regnum y el sacerdotium llega a su fin: es el poder
secular el que se hace cargo.
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